19 dic 2011

¿Por qué los españoles comunicamos tan mal?

Hoy en el apartado de Reseñas os hablamos de un libro que merece la pena leer para todos aquellos que se dediquen a hablar en público, hacer presentaciones o dar conferencias. El título del libro es ¿Por qué los españoles comunicamos tan mal?, de la editorial Plaza y Janés y el autor es el conocido periodista Manuel Campo Vidal, responsable de moderar el primer debate televisado entre Felipe González y José María Aznar en 1993, el primero entre Zapatero y Rajoy en febrero de 2008; y el último entre Rajoy y Rubalcaba en 2011. Desde 2006 preside la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión y en 2007 fundó el Instituto de Comunicación Empresarial.

La comunicación es un tema de vital importancia, porque si bien la función de respirar es lo que nos mantiene vivos a los humanos, la comunicación mantiene vivas las relaciones humanas. En cierta ocasión, Guillermo Perry, Economista Jefe del Banco Mundial para la región de América Latina y Caribe (1996–2007), decía: «La capacidad de liderar e influir se basa mucho más en tener ideas claras y en saberlas exponerlas, que en la posición que se ocupa o en el respaldo político o económico que se tiene». Contundente, sin dudas, y muy cierto también.

Apuntamos algunas ideas recogidas en ¿Por qué los españoles comunicamos tan mal?:

1. La comunicación, como cualquier otra disciplina, tiene su técnica y su método. Algunos (sólo unos pocos) pueden aprenderla de manera intuitiva; la mayoría tiene que dedicarle tiempo para saber cuáles son sus claves, practicarlas e interiorizarlas.

2. El primer error grave es pensar que comunicar es simplemente hablar. Comunicar es mucho más que eso y antes de abrir la boca ya estamos comunicando y diciendo muchas cosas.

3. No se puede no comunicar. Comunicación es todo: la forma de vestir, de andar, el coche que conducimos, la casa que tenemos, el grado de cuidado en la higiene personal... Cualquier pista da detalles e indicios sobre quiénes somos o sobre la credibildad de nuestros mensajes.

4. La comunicación siempre es importante, pero lo es aún más en épocas de crisis. Porque la demanda de información es mayor. En casos como éstos es clave disponer de un protocolo de actuación ya que en situaciones de tensión uno no está para pensar mucho sino para actuar.

5. El humor genera conexión emocional con la audiencia; algo fundamental en la comunicación. Víctor Borge afirmaba: «La risa es la distancia más corta entre dos personas». No cabe duda, el humor lubrica las relaciones.

6. Lo positivo siempre vende más. Manuel Campo Vidal recoge una anécdota contada en distintas ocasiones y es cómo Zapatero le ganó la partida a José Bono en el Congreso de los socialistas para liderar el partido. Bono comenzó su discurso diciendo: «Estamos de puta pena; estamos muy mal»; y Zapatero el suyo así: «No estamos mal, vamos a estar mejor». Según la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, «eso sólo lo puede hacer alguien que piensa como un dirigente porque le dio la vuelta al discurso pesimista y nos ofreció la autoestima de la colectividad». El presidente de EEUU, Obama, hizo lo mismo con su famoso «Yes, we can».

7. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Es una frase utilizada hasta la saciedad pero que es precioso recordar nuevamente aquí. La brevedad es virtud de los más grandes. En el libro se dice: «Hablar mucho o, peor áun, hablar demasiado, puede diluir el mensaje, disminuir la relevancia de lo esencial a transmitir».

8. La sencillez es otra de las grandes virtudes de la comunicación. Lo complejo y barroco aburren. A menudo (aunque no siempre) se da una paradoja en la comunicación: cuanto menos sabe una persona sobre un tema más complicado hace su discurso. La inteligencia convierte cualquier asunto en accesible a cualquier persona (ver Reseña sobre el libro El poder de lo simple).

9. La relevancia del público al que se dirige. No vale el mismo discurso para cualquier ocasión. La pereza no es buena aliada para nada. Adapte el mensaje y el lenguaje a su audiencia, de otro modo se producirá una desconexión emocional. Éste es uno de los aspectos que más cuesta a la gente.

10. La habilidad para expresar una idea es tan importante como la idea misma. Son palabras de Aristóteles. El «cómo» es tan importante como el «qué». Y puestos a elegir diría que es preferible ser menos erudito y saber transmitir mejor que a la inversa. Hay mucha gente que sabe mucho pero no es capaz de llegar al público.

11. En comunicación es igualmente relevante saber manejar los silencios. Como se suele decir en la radio: «Los silencios hablan». Las pausas tienen un gran valor comunicativo porque sirven para subrayar ciertos mensajes.

En definitiva, un libro bien escrito y, sobre todo, útil que merece la pena leer.

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